El centro de la espiritualidad de Schoenstatt lo constituye la Alianza de Amor con María, que nos incorpora más profundamente a la Alianza de Dios con los hombres, y renueva la alianza bautismal. A través de ella somos constituidos miembros de la “Familia de Schoenstatt”.
La Alianza de Amor no surgió de ninguna aparición de la Virgen, sino de una interpretación providencialista del fundador P. José Kentenich. Se sella en el Santuario, donde Ella nos pide que le demostremos con hechos que la queremos y que con el cumplimiento de nuestro deber y una intensa vida de oración adquiramos muchos méritos para ponerlos a su disposición. Es lo que se llama contribución al Capital de Gracias, que enriquece el Santuario y contribuye a nuestra santificación. Por eso el lema de Schoenstatt es: “Nada sin ti, nada si nosotros”.
Es en la unión a María donde intercambiamos nuestros corazones. María hace nuestro corazón semejante al suyo: “fuerte, digno, sencillo, bondadoso, que vive en el amor la paz y la alegría y recorre este tiempo preparado para su Hijo Jesús” (P. José Kentenich). Ella entonces repartirá tesoros de gracia.
Las tres gracias especiales de la Santísima Virgen que el peregrino al Santuario espera recibir son:
El cobijamiento interior
Con la Alianza de Amor con María no nos sentimos solos. Tenemos su apoyo, la confianza tranquila y absoluta de que Ella nos cuidará perfectamente y con Ella saldremos victoriosos (Mater perfectam habebit curam et victoriam).
En el Santuario encontramos una familia, un hogar espiritual propiedad de todos, de modo que lugar y comunidad forman una unidad moral. En la Alianza, María implora esta irrupción del Espíritu Santo, quiere purificar nuestro subconsciente y guiarnos a la meta, regalándonos sentimientos vivos de amor, unidad y paz entre los hombres.
La transformación espiritual
Gracias a la Alianza de Amor con María se va madurando nuestra conversión de vida, nos hacemos personas nuevas desde el Santuario, pues desde aquí Ella nos dirige al Corazón de Dios Trino.
María quiere regalarnos un conocimiento vital de Jesús, una íntima comunidad de vida destino y misión con Él, de modo que sea el mismo Jesús quien nos revele el rostro misericordioso de Dios, nos invite a revivir su misterio de Cruz y Resurrección y su obediencia al Padre.
El envío apostólico
En la Alianza de Amor con María tomamos en serio sus palabras en las Bodas de Caná: «Haced lo que Él os diga». Y así el Santuario se convierte en un lugar de envío que nos lleva a hacer nuestra la misión de María: “Cristificar” el mundo, traer a Cristo al mundo, despertar su seguimiento y reconocer su presencia.
Para más información, descargue el PDF «La Alianza de Amor con María”.